martes, 9 de noviembre de 2010

Venezia... con perdón

Antes de nada perdón... no creo que sea capaz de poner en un post todo lo que significa esta ciudad, ni que me encuentre al nivel suficiente para hacerla justicia... pero una vez puesta la venda, allá va.

Continuando y con un exceso de autocomplacencia  diré que Venezia me ha gustado, y mucho pero he tenido una sensación contradictoria. Dicen que es un ciudad que huele, y huele, que está vieja y desconchada, y está vieja y desconchada. Pero las ciudades que huelen, que están viejas y desconchadas me gustan,  ciudades que un día fueron hermosas y que han ido envejeciendo mal con el tiempo, siempre me han atraído. No obstante esta vieja señora que un día fue una preciosa y exuberante doncella y se convirtió en una alegre y casquivana dama, no está vieja, está momificada, y recibe todos los años legiones de turistas que vamos a contemplar su cuerpo embalsamado cual procesión de viejos soviets nostálgicos visitan la tumba de Lenin.
Cadáver que lógicamente desprende olores de descomposición y que empieza a cuartearse... pero a pesar de todo Venezia me gusta.

Es un ciudad de pies, no es posible otra forma de recorrerla, bueno está la posibilidad de atravesarla en góndolas disfrazadas de gondoleros disfrazados que llevan a turistas pretendidamente románticos... no era mi caso... mejor andar por sus calles a media luz, que teniendo en cuenta las fechas en las que estamos y la latitud, ¿o era longitud? bueno lo que sea, el caso es que la noche llega muy deprisa.

Llegamos en tren desde Bolognia y empezamos a recorrer las calles de edificios rojo intenso apagados por los años y tras cruzar el puente Rialto de repente ...oooohhhh... La Plaza de San Marcos, iluminada a media luz... un momento de contener la respiración y... saborearlo.



Luego mucho andar y mucho andar y tras mucho andar llegamos a una agradable sorpresa  en forma de bar al lado de la estación de ferrocarril para más señas al lado de un canal... vamos que si tengo que volver no sé donde está, pero a mi estas ausencia de conocimiento topográfico siempre me han gustado mucho (o me he acostumbrado no lo tengo claro)... vaya me he vuelto a dispersar... centrando... el bar... detrás de la barra vieja de acero, camarero risueño con barba dejada y que con aire despreocupado y sin pausa servia spritz y vino biaco y rosso  barato a los parroquianos, la mayoría jóvenes con ganas de gastar poco y de beber en una ciudad nada barata. Un bar interesante de gente bebiendo en la calle en pequeños vasos de cristal y en la que el susodicho camarero risueño echaba a la gente a la calle y cerraba el bar cada vez que quería fumarse un cigarro... para luego abrirlo de nuevo y continuar con el ritual de pasar la balleta sobre la barra, servir spritz y hablar y reir con (¿de?) ragazzos y turistas accidentales... después de dejar los últimos restos de autenticos venecianos que quedan en la isla, seguimos caminando en busca de un italiano pizza/pasta y lo encontramos, sin comentarios ni buenos ni malos... y luego al hotel de la habitación con vistas... a la pared de enfrente... hasta el día siguiente con ganas y muchas de volver a ver la plaza de San Marcos de nuevo y de día.

Fue un día nuevo de plaza de San Marcos inundada... cosas de las mareas y de la muerte ¿anunciada? de una ciudad... espero y deseo que no sea así, lo de vivir deprisa y dejar un bonito cadáver, queda bien para una estrella del rock n'roll pero no para una ciudad de siglos, bella y hermosa, revivida a través de transfusiones de turistas que llegan a ella por tren y en enormes cruceros de todo incluido.

Luego toco un poco de vida cultural que esta ciudad tiene y a raudales, toco la bienal de arquitectura... me aseguraron muy efusivamente que no era la misma que se repetía desde 1995, y que era cada dos años¿estamos en 2010? pero bueno yo dónde me llevan voy y no protesto mucho... sólo un poco... por deshago, pero he de reconocer que me gustó... aunque tan poco me cuadre mucho que la bienal se llame de arquitectura... 

Y luego andar y más andar con gusto y algo de vino de por medio para rebajar la hinchazón de pies y  a por otro italiano pasta/pizza y expresso y/o capucchino y  de vuelta a Bolognia... en tren por supuesto a la tierra de provisión (con la esperanza de buena pasta y buena pizza)

Bolognia se merecería otro post... o quizás no, demasiado viva, demasiado poco tiempo para un turista y demasiado mayor para que me admitan de erasmus.